Entérate del daño que generan vehículos 4×4 en zonas de nidificación.

En reiteradas ocasiones, por desconocimiento, muchas personas que visitan playas o dunas de nuestras costas lo hacen en camionetas, jeeps o motos, lo que provoca serios impactos en los ecosistemas y la vida de las aves costeras. La destrucción de nidos o la muerte de polluelos son algunas de las consecuencias que afectan a especies como el gaviotín chico en nuestra zona. 

Estas aves anidan en el suelo por medio de hendiduras de poca profundidad, entonces los nidos quedan expuestos y vulnerables a todo tipo de amenazas. Tanto los huevos como los polluelos poseen una coloración críptica (que imita colores de la naturaleza) que les permite mimetizarse con el entorno, haciéndolos imperceptibles, para protegerse de posibles ataques de depredadores, mas no así de las ruedas de motos o jeeps.

Según Esteban Araya, miembro del Observatorio de la Costa y de la Fundación para la Integración del Patrimonio Natural y Cultural (Fipancu), “La gente piensa que las zonas costeras sólo son lugares de recreación y que durante el resto del año no pasa nada, pero no es así. Allí hay muchas interacciones entre especies, todo un ciclo de vida, y la circulación de autos, motos, y todo lo que sea motorizado tiene un impacto irreversible”.

Sharon Montecinos, directora de la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre (ROC) y becaria en el programa de “Soluciones Costeras” del Laboratorio de Ornitología, en la Universidad Cornell, explica que “los vehículos generan perturbación en el hábitat de aves playeras e impacto directo en su mortalidad, ocasionando atropellos y destrucción de nidos por aplastamiento. En sus primeras semanas, los polluelos buscan refugio ocultándose en las huellas que deja el paso reciente de un vehículo, ocasionando que otros vehículos los atropellen”.

La presencia de vehículos y otras conductas indebidas además afectan a las aves migratorias como el gaviotín que viajan miles de kilómetros desde el hemisferio norte, y que llegan a descansar y alimentarse en las costas chilenas para recargar energías. “Cuando estas aves son ahuyentadas constantemente (por mascotas o humanos), y no alcanzan condiciones óptimas para su regreso, muchas veces no logran volver a sus sitios de reproducción o mueren en el viaje”, asegura Sharon Montecino.

Hacemos un llamado a visitar las playas y lugares aledaños de forma responsable, teniendo en cuenta que no sólo es un lugar de recreación para nosotros, sino también un territorio vital para la fauna costera.

Fuente: Ladera Sur / Amigos de las Aves de Mejillones